El día de ayer, Andrea Legarreta publicó en sus
redes sociales un mensaje en donde en pocas palabras pide paz. La conductora
explica en su comunicado que ha recibido amenazas de muerte por parte de los
internautas, situación que no dudo, pues hay personas intensas; pero, Andrea
(que es usuaria activa de las redes sociales) ya hubiera aprendido que un ciudadano
común y corriente sólo se da valor detrás de una computadora.
Sin
embargo, su hermano Mauricio Legarreta, diputado plurinominal del partido Verde
(y quien compró el pleito escribiendo en sus redes sociales que le daba todo el
apoyo a su hermana), presuntamente respondió el comentario de un hombre llamado
Alfonso Días Cardoso con estas palabras: “Deja de enviar mensajes insultantes,
de lo contrario procederé a investigarte y sabré donde vives, mucho cuidado”.
Mensaje que (si en verdad lo escribió el hermano de Andrea) sí es de temerse porque
Mauricio Legarreta cuenta con los medios para hacer efectiva su amenaza.
Situación que no le ayuda mucho a Andrea en esta falta de credibilidad que hoy
vive.
Como recordarán,
todo este problema se suscitó debido a una mención que Andrea hizo junto a Raúl
Araiza en el programa Hoy, en donde hablaron de la caída del peso frente al dólar. Situación
que no hubiera pasado a mayores, si Andrea hubiera, reaccionado como
comunicadora y no como actriz, pues publicó un tuit en donde se deslindó de su
responsabilidad: “A ver… Les platico que en un programa de televisión los contenidos,
menciones y secciones NO LOS ESCRIBIMOS los conductores… Y por lo tanto no todo
son opiniones personales…. Cualquier comentario escriban a la producción de
@programa_hoy”. Si todos los periodistas, presentadores, comunicadores,
reporteros o como quiera usted llamarnos le echáramos encima el problema a quienes
nos contratan o nos dan la información, esta profesión ya no existiría.
Si como comunicador no te vas a
hacer responsable de los comentarios que emites, tienes dos opciones: leer,
comprender y reflexionar lo que te piden que hables y aceptarlo. O rechazarlo y
dejar que alguien más lo diga. ¿O de plano es tanta la necesidad económica? Nadie
está peleado con su dinero, todos tenemos necesidades y trabajamos por un
sueldo; pero eso no tiene porqué convertirte en mercenario. Hoy por hoy, ¿tenemos
que creerle a Andrea Legarreta que los productos que anuncia son buenos, funcionan
y realmente los usa? Después de esto, la imagen de Andrea Legarreta está en
crisis de credibilidad.
Contar con un micrófono, sin conocimientos, no es baladí. Y más en tiempos de cólera, en donde ya nadie cree en nada ni en nadie porque (igual que en programa Hoy) todo está planeado. Los dueños de televisoras y cadenas radiales deberían de plantearse esto, hoy que les ha dado por contratar a ‘influencers’, cantantes, payasitos, actores y actrices como “los nuevos gurús del entretenimiento”.
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